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A través de su programa "Operation Pollinator", Syngenta busca ayudar que la biodiversidad crezca para lograr una agricultura más sostenible y preservar la diversidad de los cultivos. En una jornada en la planta experimental de Santa Isabel, dieron a conocer cómo se implementa en nuestro país este programa orientado a aumentar el número de insectos polinizadores en áreas de desarrollo agrícola.

Polinización asistida

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Sucesos

La estrategia de sustentabilidad de Syngenta tiene tres pilares fundamentales, relacionados con la productividad, el medio ambiente y la sociedad, y esbozados en su compromiso “The Good Growth plan” que desarrolla seis objetivos. En esta oportunidad, a través de un tour por la planta de Santa Isabel, en la provincia de Santa Fe, presentaron su estrategia relacionada con el cuidado del medio ambiente, con la que buscan ayudar a la biodiversidad y al cuidado de los suelos. 

 

“Cuando hablamos de Medio Ambiente, hay miles de temas en que se podrían  hacer foco, nosotros elegimos estos dos, porque son nuestra forma de existencia, ya que sin el suelo no hay agricultura ni compañía, y la biodiversidad es para mantener y que nuestros nietos sigan teniendo al menos el mismo mundo que tenemos  hoy”, introdujo Celina Kaseta, Gerente de Productividad Sustentable. 

 

La sostenibilidad de la agricultura depende de la biodiversidad para el desarrollo de las plantas, la polinización y la diversidad de nuestra dieta. Más de un tercio de los cultivos del mundo dependen de la polinización, pero las poblaciones de insectos polinizadores han disminuido en muchos países. El cambio de las prácticas agropecuarias ha alterado los paisajes rurales y los hábitats naturales. La expansión del uso de suelos para cultivos puede reducir los bosques, las praderas y los setos que proporcionan alimento y refugio para la flora y la fauna que forman un paisaje agrícola sustentable. 

 

Es por esto que en 2001 Syngenta creó el programa Operation Pollinator, que consistió en la plantación de semillas de flores silvestres locales en los márgenes de los campos de Europa y Estados Unidos, lo que aumentó hasta 300 veces las poblaciones de abejas. En un segundo período, a partir de 2012, se trasladó el programa a Argentina y otros países de Latinoamérica, como Brasil y Uruguay, donde están realizando pruebas piloto para intentar crear hábitats diversos y sostenibles para los polinizadores. 

 

En un convenio con el CONICET, que tiene como objetivo fomentar la generación de conocimiento y su aplicación, se presentaron diferentes proyectos de investigación y se generaron acciones concretas. “Una de las premisas era buscar cuanto conocimiento local tenemos en Argentina. Por esto contactamos a cada investigador que estaba trabajando en ese tema para elegir el camino a seguir”, contó Guillermo Delgado, encargado del área de Manejo Responsable de Productos. 

 

Marcelo Aizen, Investigador del CONICET, explicó que gracias a la polinización, las plantas se reproducen. Este tipo de transferencia en la mayoría de las especies se realiza a través de insectos: cerca del 90% de las plantas silvestres dependen de la polinización y el 76% de los cultivos a nivel mundial tienen dependencia. Existe una gran diversidad de polinizadores, entre ellos: avispas, moscas, mariposas, colibríes, murciélagos, roedores. Pero el grupo más importante, y más conocido, son las abejas. 

 

Según estudios realizados, la agricultura que depende de la polinización se ha cuadriplicado a nivel

global en los últimos 50 años, pero el número de colmenas ha decaído en ciertas regiones. Es por esto que “necesitamos criar polinizadores nativos, pero también necesitamos la polinización que el ecosistema nos da en forma gratuita pero que tenemos que saber manejar”, aclara Aizen. 

 

El objetivo es pasar de un paisaje agrícola a uno más heterogéneo. “Necesitamos crear hábitats y dar recursos para los polinizadores que sean sostenidos en el tiempo. Aprender a manejar la polinización para poder controlar la estabilidad temporal y espacial de los cultivos”, determina Aizen. 

 

“La principal idea que tuvimos fue empezar a dejar márgenes florales al costado de los cultivos. Para esto buscamos partes improductivas, que no van a ser sembradas, porque van a crecer especies, que además se pueden inundar naturalmente, pero los polinizadores siguen utilizando este espacio”, anticipó Delgado, antes de dar una recorrida por el Planta Experimental. 

 

El ingenieroagrónomo Santiago Poggio, especialista en Ecología Agrícola, estuvo a cargo del tour por el campo y describió cómo trabajaron en cada zona y sus resultados. Al dejar espacios que no se usan para la agricultura sin aplicarle ningún tipo de cuidado, ya sea cortar, pasar desmalezadora, o aplicar herbicida, pudieron observar qué había en el banco de semillas. “Sabemos que es relativamente rico, que una parte importante de la flora nativa se ha perdido o ha disminuido mucho. En algunos lugares dejamos de hacer lo que venimos haciendo y elegimos lugares de control, donde se siguió haciendo lo mismo”, relató Pioggio. Y agregó: “creamos una lista de especies para ver qué abundancias tienen y analizamos los insectos en laboratorio. Lo que nos llamó la atención es que aumentó la flora”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los principales beneficios que se obtienen gracias a Operation Pollinator para la producción agrícola serían: una mejora en el rendimiento de los cultivos, la calidad y rentabilidad, una reducción de los  costos asociados a servicios de polinización, y el aumento de la biodiversidad en los campos y la sustentabilidad de los cultivos que requieren polinización de largo plazo por parte de los insectos. De esta manera, los agricultores pueden contribuir a favorecer el desarrollo de la vegetación nativa que aumente la presencia de polinizadores incrementando la biodiversidad de sus tierras. 
 

FICHA: Operation Pollinator
 
Compañía: Syngenta Group


Objetivos: Aumentar el número de insectos polinizadores en áreas de desarrollo agrícola.  


Logros: En su implementación en Estados Unidos y Europa, desde 2001 lograron aumentar 300 veces la población de abejas gracias a la plantación de semillas de flores silvestres. 

El mayor desafío que afronta esta práctica es la aplicación en la agricultura común y el convencimiento de los productores. Para esto, es importante tener en cuenta que el productor está orientado a maximizar su ingreso, y que se maneja con un calendario de actividades según las estaciones. Es por esto que no buscan introducir una variable externa que les complique el trabajo, sino algo que sea de bajo mantenimiento, que solo implique retirar las plantas muertas a final de cada estación. “Apelamos a la capacidad de aprender de los productores, y que entenderán la importancia de tener un paisaje que sea multifuncional, más heterogéneo, desde donde se contemplen otras funciones biológicas más allá del cultivo”, culminó Pioggio. 

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