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Circo del Sur logró transformarse en el vínculo necesario entre jóvenes en situación de vulnerabilidad y su primer experiencia laboral formal, a partir de las capacidades para generar desarrollo personal, comunitario y social que ofrece el arte circense. 500 jóvenes forman parte de este gran proyecto
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Un grupo de artistas de una compañía de circo, motivados por una sensibilidad frente a las desigualdades sociales, comenzó a llevar las funciones a barrios donde los jóvenes no podían comprar las entradas, ofreciendo mini festivales de circo junto a otras compañías. Hace 20 años, desembarcaron en la “Villa 24” de Barracas donde, si bien en todos lados eran muy bien recibidos por la comunidad, en esa oportunidad los chicos no los dejaron ir. Entonces decidieron hacer un seminario en el que les enseñaron a doce chicos a construir zancos.
Luego de una gira artística, al regresar a la Villa, se encontraron con un grupo enorme de zanquistas, y descubrieron que un alumno era carpintero y había vendido por $10 los zancos con clase incluida. “Nos causó tanta ternura cómo el comedor apoyaba a los jóvenes de esa comunidad, que nos dio el espacio y decidimos fundar la escuela de circo “Escalando Altura” que hoy sigue funcionando”, relata Mariana Rúfolo, ex gimnasta olímpica, artista circense y fundadora del Circo Social del Sur.
Luego de tres años, los fundadores dejaron en manos de los alumnos, quienes se convirtieron en profesores, la administración de la escuela de circo para que sigan transmitiendo el arte circense. Fundaron escuelas en otros barrios con la intensión de incluir a chicos vulnerables en una actividad social y ofrecer la profesionalización artística.
Cada año, el Circo del Sur recibe aproximadamente 500 chicos de entre 14 y 28 años, en situación de vulnerabilidad social y de sectores marginales. Teniendo en cuenta las estadísticas nacionales, "un 20% de los jóvenes en Argentina no estudia ni trabaja, un 37% no terminó la secundaria y entre los que consiguen trabajar, un 40% lo hace en condiciones precarias y con salarios por debajo del nivel de subsistencia", explica Rúfolo. Varios de los chicos que asisten a los talleres buscan ser profesores o artistas, pero la mayoría quiere insertarse en el mundo laboral formal o a través de emprendimientos. “El problema es que al momento de armar el currículum, poner su domicilio es un impedimento. Además de que no saben buscar en las bolsas de empleo, y la apariencia física muchas veces es otra barrera”, agrega.
El curso tiene una duración de 66 horas, abarca tres meses y los chicos asisten dos días a la semana. La articulación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) les proveyó un sistema de evaluación y monitoreo así como herramientas que les permiten cuantificar las cualidades de los diferentes perfiles. Realizaron un estudio de demanda laboral para conocer cuáles eran las habilidades que las empresas requerían y ponerlas en la currícula. A partir de ahí realizaron alianzas con compañías que tienen búsquedas laborales grandes o alta rotación de personal y que buscan programas alternativos para generar que los jóvenes tengan más compromiso.
En todos los programas se trabaja lo artístico, la parte productiva/creativa, porque no se trata solo de adquirir un conocimiento sino de poner en práctica el lenguaje adquirido. La etapa de creación colectiva es muy rica porque es ahí donde se sube el volumen de las habilidades blandas, se pone en juego el poder rescatar lo aprendido en función de un nuevo lenguaje donde hay otros compartiendo ese espacio y hay que armonizar las necesidades y particularidades de cada uno para hacer algo juntos. “A los chicos les resulta muy atractiva la posibilidad de pensarse, repensar una temática o cosas de la propia historia”, enfatiza Rúfolo.
El programa surgió como una iniciativa regional de la Federación Iberoamericana de la que participan, además del Circo Social del Sur, el Circo del Mundo de Chile y La Tarumba de Perú. Cuentan con el apoyo económico del BID y el asesoramiento del área social del Cirque du Soleil, con quien articulan en acciones sociales como hacer funciones a beneficio para que la gente participe y apoye los programas.
De alguna manera, el Circo del Sur se convirtió en una “agencia intermediaria” de búsqueda de empleo.
Algunas empresas acompañan todo el proceso y ofrecen los cursos técnicos con las capacidades que ellos requieren, otros se asombran de la diferencia
entre los chicos que participaron del curso y sus empleados, y quieren hacer extensivo el curso a su planta, y otras solo pasan las búsquedas y sobre los perfiles entrevistan y eligen. “Al tener un sistema de evaluación y monitoreo, la empresa puede ver la evolución de los perfiles, así como brindarnos un feedback y permitirnos el seguimiento de los chicos en el mundo laboral”.
El cambio es enorme. Los profesores se sorprenden al observar a los chicos que empiezan con una visión de la empresa como algo muy lejano, y luego cambian su forma de pensar y de vivir, preocupándose por su propio futuro y transmitiéndolo a otros jóvenes. “Ellos son el efecto multiplicador más importante. Si bien al principio es difícil explicarles que les vamos a dar un taller de circo pero para la empleabilidad, a penas empiezan se entiende todo”.
Actualmente, están atravesando una nueva etapa hacia la sostenibilidad del modelo. Si bien el Circo Social del Sur se constituyó como ONG en 2002, ahora evoluciona hacia un tipo de empresa social, con tres partes diferenciadas pero unidas en una estructura: productora de espectáculos culturales, escuela de circo y programas sociales. “Somos una organización con compromiso y responsabilidad que podemos garantizar espacios que tengan calidad y al mismo tiempo con una sensibilidad social. Hoy el desafío es darle sustentabilidad en el tiempo”, culmina.

El mundo empresarial está necesitando de jóvenes que sean perseverantes, proactivos, que sepan comunicarse y trabajar en equipo. El circo es uno de los artes escénicos que conjuga varias disciplinas como danza, música, teatro, expresión corporal, y hace dúctil para crear y ser dirigido, para lo cual se necesita mucha disciplina y entrenamiento. Es por esto que, gracias a una alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Trabajo de la Nación, el Circo Social del Sur comenzó a brindar un taller especializado en habilidades socio-emocionales dirigido a jóvenes vulnerables en búsqueda de empleo.


Taller de habilidades socio-emocionales
Alianza: Circo del Sur en alianza con el Banco Interamericano para el Desarrollo y la Federación Iberoamericana de Circo.
Objetivos: vincular a jovenes en situación de vulnerabilidad social con su primer empleo formal.
Logros: por año, más de 500 chicos de entre 14 y 28 años asisten a los cursos.