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“Los estudiantes deben comprender la utilidad
del aprendizaje”
Ladislau Dowbor, uno de los pensadores más importantes de la realidad brasileña, habla de educación y su papel en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo al mismo tiempo que asegura que debemos evolucionar a una reducción gradual de la jornada de trabajo si se quiere terminar con el desempleo y la desigualdad.
“Los alumnos están cansados de estudiar cosas cuya importancia les dicen que un día van a entender. Ellos tienen que entender y sentir la utilidad ya!” Esa sería una de las principales estrategias para aumentar el interés de los alumnos en la escuela, de acuerdo a lo que asegura el economista Ladislau Dowbor, profesor de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP). En esta entrevista, -publicada por el Instituto Ethos- aborda la importancia del trabajo de la escuela para mejorar el aprendizaje. "Cuando la escuela da instrumentos concretos para comprender este entorno, en el que el niño tiene su experiencia de vida, la asimilación de los conceptos teóricos es enormemente rica”.
Dowbor participó, a finales de noviembre, del lanzamiento de una colección de libros sobre la tecnología social de la escuela de barrio, una iniciativa de Associação Cidade Escola Aprendiz, en asociación con Editora Moderna. La entrevista forma parte de uno de los libros.
- Hablamos de una escuela menos "aleccionadora" y más articuladora...
- A ver... es el viejo debate: si la cabeza debe ser bien llena o bien hecha. En realidad, resulta mucho más importante dar sentido a lo que estamos estudiando. El matemático Ubiratan D ' Ambrosio menciona una frase que utilizo así: "los estudiantes están cansados de estudiar cosas cuya importancia dicen que un día comprenderá". Tienen que entender y sentir la utilidad ya! El niño tiene una inmensa curiosidad natural para cosas de entendimiento. “Mirá cómo desmontó un juguete”, es lo que llama Magdalena Freire "pasión por conocer el mundo". Bajo este contexto, estamos empezando a pensar de una manera mucho más amplia cuál es el contenido que nos están enseñando.
En definitiva, se trata de dar a los estudiantes instrumentos que les permitan comprender su propio mundo. El sabor del aprendizaje es del 90 por ciento de la capacidad de aprender, porque esto es lo que realmente se estimula.
- ¿Cómo se pueden minimizar las críticas que aseguran que esta es una visión reduccionista de la educación?
- Demostrando que la experiencia concreta del niño es su entorno. Y, cuando da instrumentos ópticos para comprender este entorno, en el que el niño tiene su experiencia de vida, la asimilación de los conceptos teóricos se hace enormemente rica. A partir de ahí, el alumno comprenderá mejor otras dimensiones más amplias. Entonces, no se trata simplemente sustituir una educación por otra, sino de enriquecerla.
Creo que esto nos lleva a una comprensión más amplia de la educación, en el siguiente sentido: que cada vez menos trabajo con el concepto de educación y cada vez más con el concepto de gestión del conocimiento...
- Generar una escuela menos aleccionadora y más articuladora...
-Sí!. Y para eso debemos comprender lo siguiente: la ciencia ya no es un tipo de material acumulado en la cabeza del profesor. La ciencia existe en una red que se puede hacer con las universidades regionales, sitios de internet, con los más diversos temas científicos disponibles, con ridículamente bajos costos. Es decir, hay una disponibilidad de conocimientos y mientras que la escuela sigue transmitiendo aquello que está en la cabeza del profesor, en lugar de enseñar el maestro cómo realizar la conexión con los distintos universos de conocimientos disponibles que existen.
- Es como si la escuela aún no aceptara que está en marcha una gran revolución...
- Exactamente. Hay una disociación entre el avance de las tecnologías de la información, el conocimiento y la manera de gestionar este conocimiento en el universo. Una manera interesante de intentar hacer este puente, es el ejemplo de VI en Piraí, en Río de Janeiro. Básicamente tomaron las torres de retransmisión de señal para celular y llegaron a un acuerdo con empresas de radio, internet de banda ancha y transmisión de señales. Esto creó una red urbana wi-fi con costos del orden de U$ 10 por hogar. Paralelamente se cerró un acuerdo con Intel, y se compraron portátiles de U$ 400 para los niños. Chicos de escuelas públicas modestas veían una lección de geografía y se conectaban con Google Earth.
Con lo cual, tenemos que pensar que los niños de hoy entrará al mercado de trabajo en diez, quince años. La revolución que estamos viviendo hoy es una revolución de la transición a la sociedad del conocimiento.
- ¿Qué incluiría en los programas escolares además de lo que estábamos conversando?
- Muchas cosas, pero creo que la urgencia pasa por introducir elementos que premitan comprender mejor a la sociedad de hoy. Por ejemplo, introducir visitas a un hospital, a una Universidad, en las industrias, una empresa agrícola. De esta forma, habría una mejor comprensión. La gente tiene mucho temor de la “instrumentalización” de la educación. Tenemos una herencia antigua, una visión utilitaria y un poco comercial.
- En la década de 1980, se criticó el sistema “profesional” como si se tratara de una enseñanza "para los pobres", mientras que el propedéutica era una educación para la clase media que fue a la Universidad. ¿Comparte esta visión?
- No. Creo que la raíz del problema no está en la educación, aunque sí debo reconocer que se encuentra en el nivel estructural. La desigualdad en Brasil es el problema número uno. Y si bien conocemos el problema seguimos teniendo una educación para ricos y otra para pobres. Todavía es lo que hacemos hoy.
- Aún sabiendo que estos jóvenes no puede encontrar trabajo. Ahora, ¿cómo logramos tener una mayor esperanza de vida cuando existe una disminución sistemática de puestos de trabajo?
- A ver... ¿para qué trabajamos? Para tener ingresos. Sólo que este ingreso, este papel moneda en sí mismo no vale de nada: no comemos dinero. Con lo cual lo que necesitamos son bienes y servicios. Y esto es lo importante. Hoy se producen en el mundo $ 6.000 de bienes y servicios para cada persona en el planeta, cada año. Si lo dividimos por 12 meses para una familia de cuatro personas, da $ 3.000 a $ 4.000 por mes. Es decir, lo que todo el mundo produce hoy en el planeta es ampliamente suficiente para que todos podamos vivir con comodidad y dignidad. Por lo tanto, el problema no es la producción, sino cómo organizamos el acceso a los ingresos correspondientes.
- ¿Cómo?
- Una forma de responder a su pregunta es la reducción de la jornada laboral. Es evidente que la humanidad tiene la necesidad de trabajar menos para producir lo que necesita. Es la experiencia que se ha hecho en Francia y que funciona: Menos trabajo para trabajar todos. Si todos trabajamos no se necesitan tener esos fondos de desempleo, permitiendo subvencionar a las empresas que pagarán el mismo salario, pero con menos horas de trabajo. Tendremos que evolucionar a la reducción gradual de la jornada laboral. Y esto lo veía John Maynard Keynes, en 1933, cuando le escribe una carta a sus nietos imaginarios.
- Para acceder a la entrevista completa ingrese aquí.
HOJA DE VIDA
Ladislau Dowbor es Doctor en Economía por la Escuela Central de Planificación y Estadística de Varsovia, Polonia (1976) y Profesor en el departamento de estudios de postgrado de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. Trabaja como consultor de diversos organismos de la ONU, gobiernos y municipios, así como del Senac (Servicio Nacional del Comercio de Brasil). Asimismo, dirigió varios proyectos para la organización de sistemas de gestión económica en calidad de Asesor Técnico Principal los proyectos de las Naciones Unidas, particularmente en Guinea Ecuatorial y en Nicaragua. Es autor y coautor de aproximadamente 40 libros y numerosos artículos, entre los cuales se destacan “Introducción a la Planificación Municipal” y “De la globalización del poder local”.


Diciembre 2011
Interview

Ladislau Dowbor